La infelicidad abastecida
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ªª
El refrán enfrenta al dinero con la felicidad. Pero es preferible llorar en un sillón de cuero, que en un pedazo de diario. Nunca vi que una empresa fúnebre envíe a los parientes del fallecido en bici al cementerio. Ni a nadie angustiarse por la aparición de un viaje a París. Ya bastante duro es no ser feliz, más vale no llamar, además, a la pobreza. Más vale no agregar, a la tristeza, un móvil de la policía persiguiéndote por robar una fruta, unas ropitas. Más vale no agregar, a la infelicidad, un préstamo. El que desee llorar sin duda lo hará, si le cortan la luz. Y no hablará con nadie, si le cortan el teléfono.
Mejor no iniciarle revanchismos al pobre dinero. Él no tuvo la culpa. Ni de desaparecer, ni de aparecerle al peor mortal. Un monedero robusto no resolverá todas las penurias, pero siempre ayudará a sobrellevarlas cómodamente.
Mejor no iniciarle revanchismos al pobre dinero. Él no tuvo la culpa. Ni de desaparecer, ni de aparecerle al peor mortal. Un monedero robusto no resolverá todas las penurias, pero siempre ayudará a sobrellevarlas cómodamente.