La superación por diez minutos
La inteligencia y la vagancia tienen un terreno peligrosamente afín. El inteligente se pregunta cómo llegar a destino y, durante ese lapso de reflexión, descansa. El vago piensa inteligentes excusas que legitimen su descanso, o en oportunidades que le fueron injustamente negadas. Y, mientras, siempre hay un tipejo sencillo y trabajador que corre con toda la ventaja y no para, ni parará. Teme que, un mal día, el inteligente y el vago se aviven y lo superen en diez minutos.