jueves, enero 29, 2009

Elefantes inmensos

Tiempo de lectura: 35 seg.

El nuevo discurso, de los libros para empresarios, aconseja motivar al empleado. Es muy barato decirle un par de elogios. Y es carísimo enojarlo y convertirlo en mercenario. En esa motivación no hay un deseo de amigarse con Dios, o de hacer feliz al empleado mortal; la felicidad es una manera económica de levantar la productividad.


Así, mientras que algunos magnates memorizan los nombres de los barrenderos y les palmean la espalda, otros apenas saben el apellido del socio mayoritario. Sólo cuando confías en pocas personas, te salvas de la decepción.

Y yo no sé cuál de los dos es el cínico. El jefe mercenario cree que es más inteligente cuando le grita a los empleados. Pero ya los libros para empresarios cuentan que peca de ingenuo: El elefante solo le teme a la hormiga durante el rato que está presente.

miércoles, enero 07, 2009

El nabo malvado


Tiempo de lectura: 50 seg.

Parte de las doctrina señala que el nabo-malvado es sólo un nabo. La otra parte percibe mala intención. Las víctimas alegan que el nabo-malvado obra así por la presión del entorno.

¿Qué entorno? Hay dos tipos de personas incondicionales con el nabo-malvado:
El bondadoso- Comprende. Perdona. Soluciona todos los pecados cometidos por el nabo-malvado. La ciencia no ha descubierto si el bondadoso sufre internamente o está tan curtido que ya nada le duele.

El malvado- Percibe que su colega, el nabo-malvado, no tiene ninguna ocurrencia, así que le dicta algunos pecados para que cometa. Y nadie se ensucia; el malvado no hizo nada, y el nabo-malvado, bueno, es solo un nabo.

Cuando el nabo-malvado se junta con un bondadoso y un malvado, el bondadoso participa de un trío, aunque no lo sepa. El malvado abusa del bondadoso, a través de un tercero, porque sabe que comprenderá y eternizará, así, el maltrato .