martes, febrero 24, 2009

El protocolo acosador


Tiempo de lectura: 30 seg.

El protocolo es tan íntimo que nos huele la colita. Cuando queramos escapar, para hacer gala de una enorme espontaneidad o de una concepción bohemia de la vida, caeremos en él por triplicado: la mera decisión de ser natural lleva sus propios pasos (y esas palabras tan vacías de sentido que acompañan como guirnaldas -"descontracturado"/"auténtico"-).

El protocolo persigue a sus detractores, casi enojado por el intento de darle omisión de asistencia. Los que quieren parecer naturales coordinan los encuentros apenas, y sobre la fecha, con la compleja logística que eso implica. Ponen rostro de retiro. Si gustan de alguien se acicalan con disimulo. La premeditación de este sector, glamoroso casualmente, sigue códigos mucho más complejos que los del alma artificial promedio.