miércoles, julio 30, 2008

EL pensamiento mágico

Tiempo de lectura: 25 seg.

Alguien atraviesa un asunto "complicadito", y sus semejantes optan por la peculiar estrategia de guardar silencio, con la esperanza de que el problema huya, por omisión de asistencia. Se trata de un pensamiento mágico que indica que nada sucederá, mientras no sea mencionado.

Es, a su vez, el colmo de la auto-justificación: no se evita mencionar asuntos incómodos para volver a casa a cenar sin alteraciones, sino por el supuesto bien del otro, para no hacerle "acordar" que cada minuto de su rutina ha cambiado:
- Ejem... vamos a no decirle, a ver si no se da cuenta

miércoles, julio 23, 2008

El respeto por los clásicos


Tiempo de lectura: 25 seg.

Tratar de romper con lo clásico, sin otro fin, es belicosidad o, en casos peores, berrinche.

La ruptura con los clásicos, cuando aparece, sólo debería ser una consecuencia más, inesperada, del trabajo creativo. El que pretenda romperlos porque sí, más vale que no se pretenda creativo. No será el primero en intentarlo. Y si lo logra, ni siquiera logrará romper con lo clásico: novedoso sería que trabajara con respeto a lo precedente.

miércoles, julio 16, 2008

La bondad mencionada


Tiempo de lectura: 25 seg.

Los que hablan bien de sí mismos (sobre su amor incondicional por la humanidad, su lucha sin freno por la paz en el mundo, su coherencia, honestidad, su gran defecto de exigirse demasiado...) son más ingenuos que presuntuosos.

Los que se callan, con dulzura de monje, no lo hacen tanto por modestia como por la certeza de que nadie creerá que alguien es bueno solo porque lo diga.

Algunas virtudes se conocen por mera mención. Pero es preferible recibir cualquier auto-publicidad de manera solapada, y en dosis pequeñas.

miércoles, julio 09, 2008

El hermano débil


Tiempo de lectura: 50 seg.


Muchas veces, de cada dos hermanos, sólo a uno le irá bien. Pedagogos, con especialización en psicología familiar, se han resguardado en teorías modernas, como la de las inteligencias múltiples. Existencialistas osaron decir que aquello de “le irá bien” es relativo (porque, ¿cuál es el bien?). Pero, honestamente, desde pequeños ya se nota que algunos, no importa cuánto se esmeren, no llegarán muy lejos. Ya sea porque la naturaleza no los bendijo estéticamente, por la incapacidad intelectual, por la falta de constancia o los delirios de grandeza: ese hermano, el defectuoso, no el “diferente” sino el peor, suele ser beneficiado por los padres. Necesitan establecer justicia y, ya que han creado un hijo menos competente que el otro, deben compensarlo con ayudas de tipo material-afectivo, mientras puedan. Los hermanos exitosos que, para colmo, son elevados espiritualmente, comprenden la situación. Los otros, se dan el lujo de envidiar al hermano débil, por recibir tanta ayuda.