jueves, febrero 28, 2008

La primera, primerísima persona


Tiempo de lectura: 35 seg.


Hay algunos que, quizá a falta de alguna virtud mejor, disfrutan presumiendo ser personas. Tanto, que a veces sencillamente dicen:

- Soy una persona.

También se vanaglorian con acciones poco meritorias:

- Soy una persona que nunca le ha hecho daño a nadie.

O contraponen dos características que jamás aparecen separadas:

- Soy trabajador, pero ante todo, ¡soy persona!

Quizá aclaran que son personas porque temen que alguien note que viven en sociedad, pero no lo son.

martes, febrero 19, 2008

La argumentación oprimida


Tiempo de lectura: 20 seg.


En una discusión, de esas que parecen concernir a la opinión pública, tu contrincante quizá legitimará sus argumentos, iniciando así:
- Yo, que trabajé en los puestos más altos del F.B.I., y sé cómo es el mundo…

Invalidará tus argumentos irrisoriamente. Y tú te callarás, con la esperanza de que todos noten como, al creerse Luther King, pese a ser un piojo resucitado, pasa pura vergüenza. Pero hasta esa esperanza te fallará.


El auditorio cree que él es Luther King. Y tú, el negro oprimido.

viernes, febrero 08, 2008

La confianza en los clásicos

Tiempo de lectura: 25 seg.


Las frases hechas esconden, para sus inquilinos, ideas concretas. Un señor del norte viene a visitar a su familia y descubre que su sobrino es algo amanerado. No le aconseja que salga del placard, que le cuente a los papás, no, inclina la cabeza en tono profético y anuncia:
-La vida es una sola y hay que aprovechar cada instante.

Las frases hechas son códigos establecidos, que usa un día un tío que viene del norte porque no se anima a decir la verdad, porque prefiere los mensajes clásicos a los descriptivos.